"Desde niño fui muy observador, inocente que se planteaba continuamente aquello que observaba."
Tras el drama familiar que me tocó vivir, enarbolé un escudo infranqueable para no sentirme vulnerable hacia los demás. No fue hasta cercano los 40 años cuando comencé a interesarme por mi desarrollo personal, las emociones y el manejo de las mismas. Si bien, el cuidado a los demás desde la juventud como monitor de tiempo libre, me marcó el camino a seguir, la educación social.
Trabajé duramente muchos años con personas adolescentes con problemas de conducta y menores extranjeros, siempre con la premisa interior de dar a estas personas las claves que yo mismo no tuve en mi propia adolescencia.
Ahora, tras muchos años de formación en psicología sistémica, terapia Gestalt y psicología transpersonal, entre otros, mi premisa es la de crear un espacio en el que todas las personas puedan observar sus automatismos, reflexionar sobre los gigantes de la psicología contemporánea y sentir las emociones desde la funcionalidad que cada una nos aporta.